jueves, 3 de octubre de 2013

PROTECCIÓN DE DIGNIDAD


Acerca de la protección de recursos y sus consecuencias.


     Son pocas las peleas que surgen entre perros salvajes, poco el tipo que duran y pocas también las que acaban con sangre. En general, podríamos decir que entre perros se entienden bastante bien.
     Sin embargo, un perro que vive con nosotros no recibe los mismos estímulos, ni de la misma forma, en lo que se refiere al “aparecer y desaparecer” de los recursos, entre otros. Digamos que estos recursos, los controlamos nosotros prácticamente en todo momento y en muchas ocasiones con un criterio bastante desacertado, creando en el perro cierta inestabilidad (todo esto, lógicamente, dependiendo del perro y del dueño).

     No me parecería justo pensar que alguien que va a diario a trabajar realizando sus funciones correctamente, tuviera que callarse una y otra vez ante situaciones como falta de pago de la nómina, malos tratos físicos o psíquicos, insultos, etc., etc. Pero claro en una comunidad jerárquica, como es la humana y en los tiempos en los que vivimos, en ocasiones nos hacen creer o nos llegamos a creer que esto es normal. Ahora, en el momento en el que, tras reiterados avisos amistosos (los perros también nos avisan, sólo que hay que conocer cómo lo hacen) sólo conseguimos que nos sigan “tocando las narices” de repente un día uno va y salta. ¿Qué ocurre en estos casos? Que ahora uno es agresivo, intolerante, se sube de tono muy fácilmente y un sinfín de descalificaciones hacia el autor de semejante reacción, pasando a ser ésta, persona non grata, solamente por haber protegido ciertos recursos como son: la dignidad, su derecho a cobrar, su integridad física y psíquica, la estabilidad de su familia.

ME PARECE MUY INJUSTO.

     Señoras y señores, no “toquemos tanto las narices” a nuestros perros (y de paso tampoco a nuestros empleados) y asesorémonos un poquito más, que para jerárquica y “retorcida”, ya está la sociedad humana y afortunadamente los perros no la entienden.

     Por todo esto, no estoy muy de acuerdo con la definición de “protección de recursos” como un problema del perro el cual hay que arreglar sino como una lamentable reacción que muchísimos perros tienen a causa de un mal manejo de sus propietarios, sobre todo en época de socialización y posterior, un no entendimiento de las “cartas de queja” de sus perros ante ese mal manejo, así como de una conducta aprendida por el perro, tras varios ensayos.

     Habría que empezar a definir algunos diagnósticos a los dueños e ir quitando algunos otros a nuestros perros.